A medida que comprendo más el mundo, la vida y a las personas me descubro cada vez más desencantado de todos ellos. Quizás sólo sea un reflejo del desencanto que experimento a medida que también me conozco más a mí mismo y me descubro tan inconsistente como cualquiera. Quizás sea esto madurar. Quizás ni haya rascado la superfície.
Observo a las personas tomando posiciones estéticas ante cualquier eventualidad mientras pretenden hacer asumir a los demás que sus posiciones son en realidad éticas, probablemente no por engañar a los demás sino porque primero se mienten a sí mismos. A pesar de darme cuenta de todo esto y esforzarme por cambiarlo yo no soy diferente, poco consigo.
Percibo que he llegado a un punto importante de mi camino y eso me hace sentir bien pero mi propia inoperancia hace que con frecuencia me embargue la tristeza e incluso la ira. Estoy jodido y estoy feliz. Basculo entre una y otra como una veleta y cuanto más lo pienso más insalubre me parece.
Y no dejo de preguntarme como le puedo dar la vuelta a eso.
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