Practicar la serenidad es un ejercicio de paciencia con uno mismo.
Procura una propensión latente hacia el amor en pacífica lucha contra el odio que surge dentro de nosotros ante los que aparecen como enemigos.
Practicar La serenidad conlleva la necesidad de que haya un contento dentro de nosotros. Sin duda, la gente más paciente es portadora de una alegría íntima en su fuero interno.
La gente paciente resiste el rechazo y mantiene la calma que produce la serenidad.
La gente serena lo consigue ser mediante la práctica de no enfadarse ni con uno mismo ni con los demás.
La serenidad es paciencia y viceversa.
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