La ley de los necios

El cariño de los demás no se pide o mendiga.

Lo recibes o no, lo tienes o no.

Al final, depende más del otro que de uno mismo. Uno puede destruirlo pero quien tiene la voluntad de querer lo hace casi bajo cualquier circunstancia.

No deja de ser curioso como todos los sabios del mundo y la Historia elegieron estar solos.

Y quizás sea una premisa clave para alcanzar la sabiduría. Quizás, también, una conclusión del razonamiento elevado.

El sabio ama incondicionalmente. El necio con condiciones y, casi siempre, son vanas, egoístas y arbitrarias.

Lo contrario del amor es la indiferencia. Cada día lo tengo más claro. El odio, un subproducto de la estupidez, sólo queda para los débiles.

Los sabios no son indiferentes pero eligen apartarse. Quizás entender la mecánica social sólo quede para los retorcidos o los mezquinos porque es laberíntica e inaprensible.

Sin ninguna ley más que la que le quieran dar los necios.

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