La esencia básica de lo que debería aprender cualquier ser humano en su formación se puede resumir en tener buen corazón y en tener herramientas para defenderse de los que no lo tienen.
También hay inclinaciones naturales del alma. Y sucesos que tuercen la disposición de los sujetos.
Para ello, considero básico enseñar consistentemente y coherentemente sobre los beneficios de la bondad. Ello implica no esconderle que la maldad existe y que es muy difícil escapar de su influencia en algún momento de la existencia. Asimismo, la falibilidad del ser humano y su capacidad de raciocinio; así como el valor (y la valentía) de la voluntad.
Llegado el caso, el natural confluir de la vida pondrá las cosas en el lugar adecuado.