Nosotros somos el Imperio del Mal

Hubo muchos imperios a lo largo de la historia pero ninguno tan cruel, despiadado y ladrón como Occidente y aunque es injusto cargar toda la culpa sobre todos los países que, como tales, lo conforman, si es justo ponerla contra los lideres de todos ellos y, como no, sobre una buena parte de sus indolentes poblaciones de estómagos llenos; quienes les han permitido toda esta locura puesto que obtienen el beneficio de poder seguir con sus vidas grises y egoístas con las migajas de riqueza a las que les han permitido acceder.

Actualmente Occidente es el poder de la oligarquía anglo-americana. Los demás países basculamos entre satélites y protectorados; aunque nos beneficiamos de estar bajo su paraguas, somos sus secuaces a través de la OTAN; la cual realiza injerencias todos los días en terceros países y tiene bases militares, laboratorios de armas químicas y biológicas además de silos de armas nucleares por todo el mundo.

La ONU sólo es un campo de operaciones más. Occidente tiene mayoría de votos, mediante su influencia, en el consejo de seguridad y solo la opción del veto ha permitido que el mundo entero no salte por los aires; aunque no será por las ganas que le ponen los fabricantes de armas con sus lobbys. Ese sector de la industria para la cual el sacrificio de una vida humana se mide en beneficio económico.

La Historia de Occidente es sinónimo de guerras ¿Cuantas guerras han ocurrido durante el S.XX? ¿Cuantas hay hoy en marcha y qué países participan? Es una vergüenza que no sea una emergencia mundial tratar de solucionarlas. Y digo solucionarlas; no “llevarles la democracia”.

No somos como el Imperio Romano que dejaba un legado en sus territorios conquistados. Nuestro legado son guerras, hambre, muerte, destrucción, residuos, contaminación, desesperanza y miseria allá donde llegamos; cuando nos vamos, dejamos un páramo ingobernable y eso es así tanto en la guerra como en la paz a través de la colonización económica en la globalización.

Pongamos un par de ejemplos para algún que otro siglo lleno de ejemplos múltiples de toda índole.

La Historia de la colonización del mundo por Occidente es una historia de pesadilla. En África dibujamos unas fronteras injustificables y que aún a día de hoy son causa de muchos conflictos armados de los cuales no tenemos idea puesto que nuestros medios de comunicación no nos informan salvo que exista algún tipo de interés oculto y asqueroso del que, si acaso, tendrán conocimiento nuestros nietos. En el continente hay muchas tropas de la OTAN y de la ONU y se han filtrado informaciones que apuntan a escándalos inconfesables. Para poder llevar a cabo las agresiones militares les vendemos armas y financiamos dictaduras para que nuestras corporaciones puedan extraer sus fabulosos minerales a un precio ridículo. Eso sí, no les condonamos las deudas; ya se sabe como son nuestros bancos.

Cuando en nuestras fronteras se agolpan los emigrantes subsaharianos no tenemos derecho a mirar a otro lado. Cuando la población occidental todavía era idealista pedíamos el 0’7% del PIB nacional de ayuda al tercer mundo. No se consiguió nada, la gente ya se olvidó y hoy en día el idealismo está considerado un rasgo de estupidez.

En Irak dejamos más de 2 millones de muertos y un país arrasado por un casus belli que después del desastre se demostró falso; los lideres occidentales habían mentido al mundo entero de manera continua hasta comenzar la guerra. Nadie ha denunciado ni reclamado un juicio en el TPI a esos miserables por crímenes de lesa humanidad y la mayoría de nosotros parece que no hemos tenido ya suficientes ejemplos en la Historia como para darnos cuenta de que todas estas contiendas se inician con mentiras de manera recurrente.

Todavía recuerdo la multitudinarísima manifestación de Barcelona del 2003. Se llegó a decir que acudimos 1’5 millones de personas oponiéndonos a la II Guerra del Golfo. A lo que hay que sumarle muchas otras por todos los rincones del “mundo libre”y el del “otro”. Ningún dirigente tomó nota salvo para acelerar el proceso de idiotización de masas. Los lideres no tienen en cuenta ninguna manifestación en España desde entonces .¿Si hubo tantos manifestantes y ningún perjuicio para sus planes a qué no podrán aspirar después? ¿Cuanto debieron importarles las del 15M?

Cabe decir que desde entonces quedó demostrado que las manifestaciones multitudinarias ya no son consideradas una expresión de descontento y una guía para los gobernantes sino tan solo la espita de la olla a presión para que el vulgo se sienta reconfortado y crea que los valores democráticos siguen vigentes. Los tambores, los disfraces y las pancartas chachis sólo son una caricatura ridícula de oposición. Los líderes occidentales, como se demuestra, desprecian a todos, sean del extranjero o de su propio país. Se nota que tienen muy desarrollada la conciencia de clase. La suya, claro.

A través de los medios masivos de información nos hablan del eje del mal, de los países canallas, de dictadores, de señores de la guerra. Sin embargo, la verdadera realidad es que SOMOS NOSOTROS EL IMPERIO DEL MAL por mucho que las películas de Hollywood nos mostraran triunfantes, heroicos, justos y libertadores contra unos enemigos que se turnan según la próxima contienda que quieran iniciar desde las altas esferas.

Años y años de propaganda interminable nos ha hecho creer que la guerra es una película donde ganan los buenos y ni siquiera se despeinan. Hoy en día , los jóvenes occidentales creen que la guerra es el Call of Duty, el Fortnite o un reportaje en el Telediario ¡Qué sorpresa se van a llevar! Solo era la propaganda necesaria para que nunca sospecháramos que somos los malos en la vida real, QUE HEMOS CONVERTIDO EL MUNDO EN UN VERTEDERO EXISTENCIAL.

En el resto del mundo nos temen y odian a partes iguales, nos envidian y nos desprecian, ¡quién podría culparlos! Nuestros estados destrozaron los suyos con un importe en vidas humanas, infelicidad, pobreza e incultura mientras sus medios de comunicación les transmiten que aquí atamos a los perros con longanizas y que vivimos en la utopía. Medios, me imagino, pagados con dinero occidental, y en los que se ofrece una imagen de Occidente totalmente idealizada y mentirosa; lo cual alimenta una creencia desesperada debido al estado paupérrimo en el que viven. Que no se quiebre tu espíritu cuando te mueres de hambre o abusan hasta límites inconcebibles de ti y los tuyos es algo reservado a almas muy grandes. Vienen a buscarse la vida pero el odio que nos tienen está ahí y es posible que surja por algún espacio. Especialmente, cuando bastantes de ellos vienen aquí a integrar las filas del lumpen.

No tenemos derecho a culpar a otros países, creyendo que son los más poderosos los únicos culpables. Unos por acción, otros por omisión y todos involucrados de un modo u otro. Todo Occidente culpable.

No te dejes engañar, Occidente es el Imperio del Mal y hemos llevado la maldad sistemática a un nivel de terror tecnológico, económico y global como ningún otro imperio y NO ADMITIMOS COMPARACIÓN ALGUNA en la Historia conocida de la humanidad.

Nosotros somos el problema. Los mensajeros de la iniquidad en el planeta. Los portadores de la desgracia. Tras tantos años de horror solo podemos engañarnos a nosotros mismos. Al resto de civilizaciones ya solo podemos venderles un spot lleno de falsedades publicitarias.

En este momento en que la guerra económica arrecia sería justicia poética que se hundieran nuestras economías y nuestra sociedades. Experimentaríamos un tremendo sufrimiento y dolor pero quizás sería la catarsis necesaria para que cambiáramos el curso de nuestra Historia desde un enfoque más humano y pacífico en el que pongamos al servicio de todo el planeta nuestras capacidades como civilización. Todas las grandes ideas y movimientos que nos han conformado desde la Antigua Grecia a la Ilustración pasando por el Catolicismo o el Renacimiento se basaban en algún modo en un afán de universalidad y la bonhomía. Algo que ha sido totalmente subvertido, e incluso, pervertido.

Pudiera ser que transformara la visión que tiene el pueblo sobre los efectos de las políticas que se han llevado a cabo desde que Occidente rige los destinos del mundo. Un mundo que como claman desde otros países debe ser multipolar y respetuoso con el derecho de todos a llevar una vida digna y en paz. Quizás la masa occidental tomaría conciencia de sus semejantes ya se encuentren al doblar la esquina o en algún lugar remoto al otro lado del planeta; aunque existe el peligro de que cuando se deprime socioeconómicamente una sociedad, se deprime en todos los aspectos, incluyendo los valores compartidos, así como la solidaridad.

Seguramente es un riesgo que debamos correr para que quizás entonces tengamos una oportunidad ya que actualmente y desde todos los frentes Occidente representa el peligro principal para nuestro futuro como especie.

Y vamos tarde reconociéndolo desde dentro.

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