Como saben los que me conocen personalmente, no tengo una buen imagen del movimiento
New Age. Es más, saben que lo considero una ideología religiosa nociva. Y aún diré más: en realidad estoy convencido de que es un engaño que se perpetra bajo parámetros contrarios en la que es predicada. No es más que el esbozo de lo que será una de las religiones oficiales de lo que algunos llaman el Nuevo Orden Mundial. Y de hecho, fue difundida masivamente a través de la red en un tejer que ya tiene millones de seguidores que siguen erre que erre con la madeja autorreplicándose ad nauseam.
Las redes sociales son el campo de cultivo idóneo para tal efecto. Se comparten vídeos, memes y frases vacías llenas de un supuesto sentido que no tienen su reflejo en un discurso y mucho menos en la vida diaria. El cliché, la asunción de unos valores predeterminados y apriorísticos creadores de una nueva gama de sentimientos e ideas preconcebidas que nunca son analizadas a fondo son algo cotidiano entre sus seguidores.
Quizás lo más chocante sea la mezcla de conceptos occidentales y orientales sin ningún rigor; la ufología, el chamanismo, el espiritismo, psicologías alternativas, canalizaciones y otras ideas, viejas o nuevas, se mezclan también para crear un pastiche que no aporta más que un marasmo de confusión bajo el espejismo de una evolución espiritual que acaba en involución.
Otro problema es que no hay ninguna figura relevante, alguien que sea ejemplo paradigmático que brinde un asidero intelectual y de fe. Alguien que contribuya al camino de los demás como referencia. Y así, entre los submundos newagers la pugna entre egos y voluntades es una constante pues todos actúan como si optaran a ocupar ese lugar. Y ni siquiera, en el posible alarde de considerarse como grupo una especie de Buda colectivo, son capaces de ponerse de acuerdo en una hoja de ruta para alcanzar la pureza, la iluminación y, mucho menos, el conocimiento profundo de la sociedad, la realidad y lo humano.
Pongamos un eslogan muy usado por ellos como ejemplo: aquí y ahora.
Esta frase tiene una tradición budista. En el canon pali sólo aparece una vez. En esa ocasión Buda hablaba de que practicar sus enseñanzas tenían su reflejo en esta misma vida (aquí y ahora). Ya en los sutras, se habla de estar consciente ante la intencionalidad de la atención de lo que surge en la propia mente. Después en las enseñanzas Mahayana se hace hincapié en el estar presentes ante la naturaleza de los propios pensamientos; alertas ante su dimensión y profusión en el continuo mental. En el Zen, se trata de ir más allá de los conceptos pues consideran que la realidad misma es inaprensible a través de ellos y tratan de buscar romper el esquema de nuestra programación de pensar conceptualmente para alcanzar la comprensión pura e inmediata de la experiencia de la talidad.
Así pues más allá del sentido original se trata de controlar la divagación de la mente (ni siquiera suprimirla) para ser conscientes de la naturaleza de los pensamientos que tenemos y en como se relacionan con nosotros mismos y la profundidad de la realidad a la que tenemos acceso.
Y hasta aquí llega la explicación budista de la frase de marras.
Cuando en alguna ocasión me han dicho la frase me da la impresión de que piensan que con frases fáciles de recordar van a obtener alguna vivencia significativa. Desde mi punto de vista, se trata de una eslogan vacío que se llena con ignorancia y una narcisista visión de sí mismos: la idea de que se pueden escrutar los misterios del universo fácilmente.
También percibo que piensan que no vivir despreocupadamente de lo que pueda ocurrir y ocurrió tiene un efecto negativo sobre el presente; como si apartar la mente del instante presente fuera perjudicial por sí mismo. Ignorar la dimensión temporal de la mente humana y sus beneficios sólo es un juego sucio más de la ideología New Age y provoca confusión (algo sin duda a lo que son conducidos). Un dirty trick que aleja a los humanos de sus potencialidades y aleja la verdadera reacción a los acontecimientos presentes los cuales no se pueden asir sin comprender los aspectos de pasado y futuro como un vector sobre el que proyectarse.
No sé quién dijo una vez, conocer el pasado para entender el presente y construir el futuro. El newager se autoengaña con el “aquí y ahora”. Nadie puede abstraerse de la dimensión temporal de la conciencia. Cuando lo hace genera problemas en su vida creyendo vivir en un continuo que ignora que solo conociendo el pasado y proyectándose hacia el futuro podemos vivir un presente cargado de significado y aspirar a vivir una vida plena.
No veo más que un tremendo disparate en recalcarse que hay que estar presente bajo unos baremos sin trasfondo filosófico y basado en un supuesto misticismo con un anclaje histórico falso o distorsionado, excepto un presentismo absoluto e inane. ¿Estar presente con qué fin? ¿Es suficiente y posible estar presente sin más? ¿Cuál es el método propuesto detrás de la frase? A mi modo de ver no es más que una perversión del sentido original sobretodo por el vacío que hay detrás.
Y hago estas preguntas porque si tomaran como referencia el Zen deberían ser conscientes de que detrás hay toda una teoría de la mente a través del proceso meditativo. Sin embargo, aún no encontré a ninguno que me diera una explicación coherente bajo éste parámetro del eslogan. De hecho, la inmensísima mayoría seguro que desconocen lo que aquí explico.
Este “aquí y ahora” es tremendamente disfuncional y solo aporta un inmovilismo que no permite ningún autoconocimiento; son desactivados para reaccionar a los estímulos o en un notar permanente de los sentidos; quedan varados con unos medios insuficientes, en mitad de la nada, creyendo que avanzan hacia algún lugar y el natural transcurrir del tiempo les imbuye de la sensación de que caminan un camino pero solamente dan vueltas en círculo al albur del viento.
Ocurre así con otros múltiples aspectos de la New Age que tan sólo arañan la superficie del conocimiento. Ausente, como decía al principio, un canon, ya que incluso lo consideran pernicioso, beben de cualquier fuente sin ningún rigor y aún menos entendimiento. En el peor de los casos impele hacia un estilo de vida fatuo y lleno de engreimiento en el que la vida humana sólo se valora de un modo superficial y no se comprenden los motivos reales que hay detrás del propio comportamiento, sosteniendo de un modo inconsciente puntos de vista que se niegan en primera instancia y se pretende un misticismo impostado.
Hablaba del método. No es asunto menor. A menudo los newagers reniegan de cualquier liderazgo que no sea reconocido bajo las modas imperantes del momento dentro de sus submundos. Ante la ausencia de un maestro te dirán que cualquiera puede ser un maestro. Y, efectivamente, cualquiera puede enseñarnos algo. Sin embargo, alcanzar la maestría no es algo común que se pueda encontrar tan fácilmente. Mucho más cuando hablamos de conocimientos arcanos e ignotos. Sin maestro no hay linaje de sabiduría de un método ni progreso auténtico por parte del discípulo y por tanto, cualquier avance que se haga será parcial y con una tendencia latente a remitir por lo que, tarde o temprano, se volverá al punto de inicio o, incluso, se obtendrá una posición peor que la anterior, ante el convencimiento de un aparente avance que, en realidad, será retroceso pues sin maestro ni método no hay ni ciencia ni religión y así quedan en la confusión de no conocer en profundidad lo que se pretende quedando al amparo de, por pura intuición, no cometer ningún error irreversible.
Al final, acaba como un estilo de vida más. Algo a lo que no son ajenas las otras religiones pues en no pocas ocasiones es un estilo de vida lo que se vende y de un modo de ganarse la vida también va esto. Cargada de una ideología ingenua que apuesta por un wishful thinking se aprovecha del deseo de trascendencia natural del ser humano los cuales confundimos verdades absolutas con intuiciones afortunadas. Algo entre la New Age tan común que dudo que sean capaz de salir de un engaño convertido en una actitud de vida y de sentir mientras dilapidan sus días en experiencias sin recorrido.
Quiero aclarar que dada la mixtura de innumerables formas de conocimiento, religiones, terapias y etcétera que plantean, no pongo en duda que todas ellas no tengan un valor por sí mismas, si no que la falta de un método o camino comprobado es un campo abonado para la confusión, la ausencia de avance y finalmente la involución al no poder digerir y comprender a donde lleva. Si no hay meta, no hay camino, sólo un deambular sin rumbo fijo hacia ninguna parte e incluso esto podría tener algún valor con una guía adecuada. Sin embargo, sin una hoja de ruta, acaba convertida en un atentado contra uno mismo.
Y volvemos al principio. Una religión o la ciencia deben aportar certezas que nos den un criterio tanto para lo mundano como para lo supremo. Cuando me parece que es un esbozo de religión del Nuevo Orden Mundial lo hago basándome en el hecho de la confusión mental y moral que provoca. Concuerda con el Relativismo imperante puesto que esta ideología religiosa abunda en él; cualquiera puede ser un maestro, cualquiera puede acceder con poco al conocimiento profundo, cualquier punto de vista puede ser adquirido para hacer un corpus coherente mientras se avanza en la vida y en la sabiduría. Sin orden ni concierto avanzan hacia la Nada y destruyendo los principios sobre los cuales podrían edificar La Iglesia que pretenden, todos predican como el Gurú que jamás podrán ser.
Cualquiera que estéis en ése mundo, deberíais hacer un replanteamiento y comenzar a descartar, analizando a fondo vuestro viaje en él, lo que os aporta y lo que no y tomando lo que hayáis aprendido, volver a empezar en otra rama del misticismo. Una auténtica.
Toda iniciación no necesita un maestro. Todo avance significativo sí. Sin método no encontraréis ninguno. Y conseguir los tres cuesta mucho esfuerzo y mucha suerte. Y sobretodo afanarse en su consecución.
La New Age hunde sus raíces en William Blake que inspiró al Movimiento Trascendentalista Americano que, a su vez, dio pie a múltiples autores desde finales del S.XIX hasta mediados del XX a hacer hincapié en la búsqueda de la Razón Cósmica como herramienta filosófica para la explicación del propósito y principio de la búsqueda del sentido de la vida del Ser humano. Sin embargo, todo ha sido degradado a un estilo de vida lo que en origen fue un movimiento filosófico que se pretendía metafísica religiosa de la ciencia. Una teología racional de lo cósmico, si se quiere.
Todo lo que vino después fue Ingeniería Social hasta hoy y avanza inexorablemente como un misticismo reciclable de múltiples usos y ninguna utilidad pues la naturaleza de la New Age es buscar sin criterio y sin finalidad, tomando todo como verdad plausible y sin ahondar en ninguna causa en un catálogo sin última página de experiencias interminables y, así, se desperdicia la vida y sus posibilidades.
La ciencia es un proyecto inacabado. Constantemente se descubren aspectos que refutan o contradicen otros. Esto hace excitante la aparición de teorías nuevas que expliquen el universo macro, micro y humano. Sin duda, eso hará que surjan nuevas explicaciones que apoyen o nieguen las distintas fes o incluso que creen nuevas. Sin embargo, la New Age no apunta a esto. Sólo recicla mientras promete, no explica nada nuevo y ni siquiera aporta algo nuevo sobre lo viejo. Tampoco explica lo viejo y sin argumentos de peso sus seguidores sobrevuelan lo místico en una moda más de lavado de cerebro.
El crecimiento real necesita conocimiento profundo y hay, tan sólo, unos pocos caminos místicos para alcanzar un puñado de verdades sobre los enigmas de la experiencia humana y la realidad de la existencia. Lo demás son mentiras de marketing. Y de publicidad engañosa, a estas alturas de la vida, ya deberíamos ser expertos.
buah shaval…
https://n0sce.com/2023/01/02/yo-que-vosotros-me-suscribiria-a-el-peine-de-la-medusa-a-la-de-ya-mimmito/
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