Y ahora sé que…

Tuve muchas dificultades en mi vida y alguna ventaja. Sin duda si gocé de algún privilegio fue el de brindar mi ayuda a cualquiera que estuviera en mi mano.

E incluso cuando los comienzos fueron una tortura, a largo plazo encontré beneficios inimaginables para quienes no practican esta filosofía de vida.

Encuentro en mi vida diaria algunos que dicen trabajar por los demás. Sin embargo, sus motivos tienen una raíz espuria: diferencian entre su ganancia y la de los demás. Se engañan para acallar sus conciencias.

Para quienes creen en el Bien Común; la benevolencia en la intención, la acción y el resultado (así como la persistencia en mantenerlas en el tiempo) son las cuatro patas del asiento de la congruencia en su sentir. Quienes no lo ven así, no han comprendido la base que sustenta la verdadera solidaridad.

No diferenciéis entre unos y otros. Ni entre vosotros y los demás. La felicidad de uno jamás está completa sin la felicidad de los demás. Si no lo ves así, tú también te estás engañándote a ti mismo y, en realidad vives una vida egoísta y, por tanto, tarde o temprano, acabarás por perder el sentido de la (y de tu) vida.

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